El músico Javier Villalba está terminando de darle forma a su nuevo trabajo discográfico llamado “Iñ Ruka”, que contiene canciones en lengua Ranquel. “La idea es reflejar la canción en su estado puro, sencillas, algunas en lengua ranquel. Quizá la temática tiene que ver también con el ámbito familiar, algunos duelos y la esperanza por la vuelta de los ríos”: resume el músico sobre su futuro tercer disco solista.
Javier se encuentra buscando rastros de su descendencia ranquelina por parte de su sangre materna y lo hace no sólo con la música, sino militando y compartiendo con las comunidades ranqueles de La Pampa. La música es el canal que elige para expresar sentimientos, ideas, sueños, alegrías y dolores; cuenta Javier: “Iñ Ruka se está transformando en un trabajo conceptual; por los sonidos que utilizamos, por las obras cantadas en ranquel, español-ranquel. También por los instrumentos. Desde guitarras con distorsión, hasta melodías acompañadas solamente de un kultrun y una trutruca”.
En los últimos años su acercamiento a la cultura originaria lo animó y alentó a componer en dicha lengua: “de repente me encontré un día escribiendo en ranquel, cantando tayles sin haber estudiado la fonética. Luego hice el curso de lengua ranquel. Siempre desde el respeto fui alternando canciones en español, español-ranquel, y ranquel. Por otra parte mientras más conozco la lengua, más me convenzo de su riqueza, también de su belleza fonética”.
En cuanto a la música ranquel comentó que no hay casi registros de cantos ancestrales; sí por transmisión oral. En cuanto a la escritura, hace un par de años se editó un Diccionario Ranquel, producto del trabajo de más de veinte años de investigadores y hablantes de la lengua en La Pampa: “Claro que no entonaban las escalas que estamos acostumbrados a escuchar en la actualidad. Considero que si nuestro pueblo no hubiese sido diezmado durante muchos años por la campaña del desierto y otros intereses de otros hermanos, hoy los ranqueles cantarían así. Sin embargo, hay en Iñ Ruka un par de obras que entran en lo que se denomina ‘canto y música’ ancestral”, aclara: “A principios de año mostré estas canciones en el sur, en Epuyén, Chubut, y allí charlando con algunos peñis mapuches llegamos a un acuerdo sobre algunas coincidencias de ambas lenguas. Es bueno encontrar peñis con esta apertura y reconocimiento”.
LA GRABACIÓN
Iñ Ruka comenzó a grabarse en febrero de 2014, en un estudio propio del músico. Las voces fueron tomadas en Toay, en RG Sonidos: “Hice una primera mezcla y el material quedó guardado durante un año. Cuando rearmé la banda Sin Mecenas surgieron unos arreglos en cuerdas y piano que le dieron el toque que necesitaban. Llegué al estudio de Federico Camiletti y le propuse que me ayudara a terminar este trabajo, que además incluía la mezcla de todo el resto”, cuenta.
Lía Hernández (piano) y Tobías Pignol (violín) aportaron sus sonidos en varias obras; mientras que como invitados especiales se cuenta a Mercedes Guardia (Kultrun), Nahuel Coria (trutruca), Sergio De Matteo (recitado) y Federico Camiletti (secuencias y piano).
IÑ RUKA: EN CASA
Iñ ruka será el tercer disco como solista de Javier, quien adelanta: “El hogar es el lugar donde todos nos sentimos seguros. Como el seno materno en los primeros meses de vida. Muchas de estas canciones están atravesadas por la pérdida física de mi madre, muchos silencios que dejó esa relación (“Tu bendición”, “Amarilla Estrella”), pedidos de justicia en “Un segundo” y también esperanzas por la llegada de una vida en “Flor profunda. También habla de mi relación con mis hijos (“El cielo más inmenso”, “Chumleymi”); la naturaleza (“Cauce”), el amor (“Yapay por nuestro amor”); y el pedido por la vuelta de nuestros ríos (“Licanray en mí” o “Crecida en cueca”), o el recuerdo de un lonko ranquel (“Marikew”). Me di cuenta al revisar las letras que el hecho de cantar algunas canciones en ranquel, me permite también expresar sentimientos que no podría cantar en el idioma español, no sé porque pasa, pero puedo cantar en una canción “mamá, hasta siempre”, ñuke pewkallal!”; o “Estoy huérfano, triste a veces…” en Tanantue.”