Los jamás conquistados / Ayuuk ja’ay

Hubo un grupo de indígenas que los españoles nunca pudieron conquistar, pero ellos no fueron los únicos, otros lo habían intentado sin ningún resultado; ni mexicas, zapotecos y mixtecos lograron vencerlos. Tiempo después, tampoco el ejército del Estado Mexicano pudo controlarlos. Los ayuuk ja’ay (mixes) son una etnia definida como bárbara, indómita, arrogante y orgullosa; ellos, simplemente, se hacen llamar: “los jamás conquistados”.

En las páginas de la Historia de México se puede leer que algunos grupos originarios no fueron colonizados porque carecían de riquezas o porque a los colonizadores les reportaba un mayor costo financiero perseguirlos, sin embargo, esos olvidos pertinentes ocultaron bien intencionadamente, un hecho que se conoce perfectamente por los miles de mixes.

En la cuarta carta-relación de Hernán Cortés, dirigida al Emperador Carlos V, se narra lo siguiente:

“[…] tiene vuestra sacra majestad por la parte del Norte más de cuatrocientas leguas de tierra pacífica y sujeta a su real servicio, sin haber cosa en medio y por la mar del Sur más de quinientas leguas y todo, de la una mar a la otra, que sirve sin ninguna contradicción, excepto dos provincias que están entre la provincia de Teguantepeque y la de Chinanta y Guaxaca y la de Guazacualco en medio de todas cuatro; que se llama la gente de la una los zapotecas y la otra los mixes. Las cuales, por ser tan ásperas que aun a pie no se pueden andar, puesto que he enviado dos veces gente a conquistarlas y no lo han podido hacer porque tienen muy recias fuerzas y áspera tierra y buenas armas, que pelean con lanzas de a veinticinco y treinta palmos y muy gruesas y bien hechas y las puntas de ellas son pedernales y con esto se han defendido y muerto algunos de los españoles que allá han ido. Y han hecho y hacen mucho daño en los vecinos que son vasallos de vuestra majestad, salteándolos de noche y quemándoles los pueblos y matando muchos de ellos; tanto, que han hecho que muchos de los pueblos cercanos a ellos se han alzado y confederado con ellos.”

Los mixes tienen su propia historia. El recuento de los sabios narra que los ayuuk ja’ay, al mando de Kon’Oy, se replegaron a lo más alto de la serranía para atacar desde las alturas a los españoles, resquebrajando las montañas para dejar caer las piedras y después atacar con mayor eficiencia, por lo que al enemigo no le quedó de otra que retirarse. Luego de la victoria, Kon’Oy, se iría a su morada eterna, al Ipx Yukp (en mixe), Zempoaltépetl (en náhuatl), Cerro de los Veinte Picos (en español).

Pero lo que no pudieron hacer las armas, lo podría hacer la Iglesia. En Comaltepec se encuentra el templo que funcionó como puente (debido a la construcción que unía a los dos territorios, zapoteco y mixe, por la parte del río), para que fuera la puerta a la región de los jamás conquistados. Algunas tentativas se llevaron a cabo, como el tributo exagerado que se pedía a los campesinos y el catecismo obligatorio.

Es aquí cuando cobra especial importancia el Señor de los mixes, Kon’Oy, pues como cualquier deidad –o definida como deidad por el catolicismo– tenía que desaparecer. La imagen del hermano de Kon’Oy, la víbora, más su traducción al español de éste, como el Dios Bueno, fueron determinantes para las calumnias que se emprenderían en contra de él. No se necesitan mayores explicaciones ni ser malintencionados. El camino fue lento, los mixes se resistieron, y demasiado; por ejemplo, la iglesia de Zacatepec (la que está en el centro), cabecera municipal, data apenas de los años setenta del siglo XX a la fecha (con mayor inversión en los años 80’s y 90’s, cuando la carretera permitió la emigración hacia las ciudades), aunque las construcciones de los templos católicos se iniciaron a finales del siglo XVI, con adobe y madera. Algo más que apuntar al respecto, a la fecha los antropólogos no han podido quitarles sus centros ceremoniales, piezas arqueológicas, calendario ni escritura antigua, algunos objetos son celosamente guardados en Móctum.

Hace un par de décadas, la mayor parte de la región mixe no tenía iglesias católicas bien construidas, los jamás conquistados dejaron entrar por la antesala las creencias que se acercaron con la carretera –la que soberbia atraviesa las montañas–, entonces por el mismo espacio llegó el futbol, la política y las ideas citadinas, los jóvenes de hoy se cooperan para las fiestas de los santos patronos, sin embargo, estos aspectos van más allá de los sincretismos antropológicos, ellos nos permiten valorar los cambios de un grupo, tanto en su lenguaje, como costumbres y pensamiento. Labor que aún nos falta profundizar.

La palabra “Oy”, por ejemplo, puede traducirse como “bueno”, en el sentido de calificativo, como decir que una persona es buena, pero también es una forma afirmativa para indicar que se está de acuerdo con algo o alguien; desde distintos ángulos, Kon’Oy tiene diversos significados. La palabra “Kon”, no expresa propiamente “una divinidad” en el sentido que se aplica para occidente, es posible rescatar los diferentes planteamientos que han surgido en disciplinas como la Historia, Antropología y Filosofía, sobre la manera en que se percibe la divinidad para las culturas originarias, pero también se trata de unirlo a la practicidad de la sabiduría mixe, de este modo se puede decir también Kon’Anëëw, Señor del Trueno.

Kon’Oy ha estado en los sucesos más importantes de la historia bélica de los mixes, en la lucha legendaria en contra de Zaachila I (señor/líder/rey de los zapotecos) y contra los españoles, lo que más de uno ya dirá que las fechas no concuerdan, pero sirve para entender que no se trata sólo de un hombre, si bien, toma su forma, es el espíritu mismo de los mixes.

Es cierto que la región ha cambiado después de la colonización española, mas hay algo que sigue vivo, su espíritu indomable. Se cuenta que cuando los hombres de la tierra lejana llegaron para apoderarse de las mujeres, si quedaban embarazadas y no podían abortar, ellas ahogaban a las criaturas. Durante algún tiempo, la etnia vio con malos ojos la mezcla con gente de fuera. Un amigo zapoteco, no hace mucho, me preguntó: ¿los mixes aún comen niños? La cuestión es que la imagen de los indios bárbaros, se difundió en gran medida por los eclesiásticos que veían “anormal” que los mixes prefirieran morir antes de ser conquistados y bautizados; el arrojo con que se determinaban a pelear, sin armas inclusive, fue lo que más asustó a sus enemigos.

Hace un par de años, con el escándalo de las bolsas de la tienda de Liverpool que mantenía lugares clandestinos, donde hacían trabajar a las personas en plena esclavitud posmoderna, el que consiguiera huir y buscar ayuda para sus compañeros de infortunios, fuera un mixe, no me sorprendió. Luis–el único nombre que algún reportero captó– sin apellidos, Ayuuk ja’ay, hizo lo que debía hacer. Tampoco es de asombrar que la organización Expresión Cultural Mixe Xaam, integrado por un grupo de mujeres aguerridas, sea una red para defender los derechos de las empleadas domésticas del Distrito Federal. En este sentido, cobra especial importancia retomar las historias particulares de cada pueblo originario para conocer a sus propios héroes.

Es posible que sólo un ayuuk pueda dominar a otro ayuuk, aunque, igualmente, es poco probable. En el siglo XX, llegarían los cacicazgos de Daniel Martínez y Luis Rodríguez, mixes que sabrían dominar a su propio pueblo (por un tiempo), pero esa, es otra historia…

Sketch por Marie Le Glatin-Keis
Sketch por Marie Le Glatin-Keis
Ana Matías Rendón
Ana Matías Rendón

Sin lugar de origen ni destino. Escritora. Es hacedora de imágenes con las palabras; Ghostwriter, para ganarse la vida y filósofa, porque no le queda de otra. Blog personal: https://anamatiasrendon.wordpress.com/

7 Respuestas a “Los jamás conquistados / Ayuuk ja’ay”

  1. Muy Agradable y nutritivo fue leer este articulo, no cabe duda que los pueblos mixes son unicos y la gente que en ellos habita son guerreros 100%
    Orgullosamente ayuuk jaay

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