Género y discurso en el poemario bilingüe Xtiidxa’ nize’ (Declaración de ausencia) de Elvis Guerra: un análisis de identidad en el discurso muxe’

En el territorio de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, existen los muxe’ que son hombres que construyen una identidad diferente a la masculina dominante y que pueden asumir roles de género masculino o femenino. El escritor y traductor Elvis Guerra (Juchitán, 1993) utiliza el discurso poético para establecer su identidad como muxe’ y asumir las implicaciones económico-sociales de autodenominarse como tal. Es a través de la práctica de la escritura que Guerra establece marcas de identidad que provienen del zapoteco. La escritura le permitió al poeta crear una narrativa que une la tradición oral de la lengua zapoteca con una visión muy personal de los fenómenos sociales, culturales y políticos de su entorno. Cabe destacar que en Juchitán las mujeres son eje de las actividades económicas, culturales y familiares por lo que el muxe’ se ve protegido ya sea por la madre, abuela y hermanas, que lo consideran una presencia femenina importante pero sin excluirlo de algunas labores que tradicional o socialmente están destinadas a llevarse a cabo por los hombres, es el caso de Guerra; quien se reconoce muxe’ pero que no utiliza la vestimenta femenina (huipiles), es activista, licenciado en derecho pero también dedica tardes al bordado de los huipiles con un grupo de mujeres que han creado una pequeña cooperativa para sostener económicamente a sus familias.

La crianza de los muxe’ en familias extensas no heterosexistas les permite ser valorados desde el núcleo familiar, especialmente por sus madres y participar activamente en diferentes actividades no remuneradas y remuneradas dentro y fuera del núcleo familiar (Urbiola, 2017). Se ha establecido en Juchitán y el Istmo de Tehuantepec que la condición de muxe’ es la de un sujeto que nace sexuado hombre pero que en el lapso de su vida se identifica a sí mismo como diferente a hombre o mujer (Cázares, 2018). A partir de esta diferencia, se identifica como un muxe’ adoptando un rol de género femenino, en la mayoría de los casos, sin excluir la performatividad asociada al género masculino, que es esta condición flexible en las acciones de género más allá de los esquemas binarios rígidos y abre la posibilidad a la construcción del individuo (Butler, 1990), por lo anterior y expresado por Guerra; el género muxe’ rechaza la clasificación de gay, queer, transgénero; ya que su condición va asociada estrictamente con su herencia cultural, tradiciones de la comunidad, como la fiesta de la vela, y el apego a la cosmovisión proveniente de la lengua zapoteca.

A pesar del arraigo cultural-histórico de la condición muxe’, ha ido en aumento la intolerancia hacia la condición de los muxe’, ello se debe al crecimiento poblacional de Juchitán, los constantes movimientos migratorios y la organización política del municipio que no es por usos y costumbres indígenas sino a través de partidos políticos (Urbiola, 2018). Estos tres elementos dominantes ejercen presión sobre las condiciones ideológicas de los grupos indígenas zapotecos, si a esto se le agrega la inexistencia de una política pública lingüística que rescate el zapoteco de manera importante y no sólo sea labor de algunos promotores culturales y escritores de la comunidad, entonces podría lograrse que las nuevas generaciones conserven esas visiones no occidentalizadas y comprendan la posición que el muxe’ ha tenido en su comunidad desde la época prehispánica.

Un muxe’ se reconoce diferente de mujer y de hombre, se asume como un tercer género en el que conviven actitudes y roles de hombre-mujer. Tuñón (2000) establece que no puede hablarse de uniformidad en la construcción del género, esto es, que no existe una identidad de género determinada por un solo aspecto, sino que el género es resultado de una multiplicidad de elementos traducidos en contradicciones o identidades diversas. Así se explican las razones por las que un muxe toma elementos diversos para asumirse como un tercer género.

A fin de que la identidad muxe sea reconocida como una que fluye acorde a los cambios sociales que en el presente se viven, el discurso poético bilingüe de Guerra en el poemario Xtiidxa’ nize’ (Declaración de ausencia) utiliza las estructuras gramaticales del zapoteco para llevarlas al español y así expresar la realidad del ser muxe’ en el presente. Por lo anterior, el análisis del discurso de su producción poética permitirá “reconocer la identidad o rol que estas comunidades tienen aquí y ahora” (Gee, 2011) y explicar desde esta posibilidad de género, un caso en el que la lengua zapoteca es un medio para reafirmar una identidad, la muxe’, que tiene sus raíces en la época prehispánica.

Respecto a la identidad, Judith Butler (1997) la entiende como una serie de nombres que son asignados por la sociedad al individuo a través del lenguaje en su historicidad. Butler piensa el lenguaje en términos de agencia, entendiéndose por ésta como un acto con consecuencias, en el caso de la poética de Guerra y las menciones repetidas que hace de su agencia como muxe’, él asume a través de que esta denominación las claves de su representación ante los demás.

Al mismo tiempo que identidad y nombre van ligados en la representación del individuo en los actos del habla, Butler (1997) añade el concepto de performatividad no como la utilización soberana del lenguaje, sino una intervención comprometida en un proceso interminable de repetición y de citación. De ahí que el lenguaje de Guerra en el discurso poético, su perfil y uno de los nombres que la comunidad le asigna, el de muxe’, cumplen con un ritual de reconocimiento social en el que se validan el lenguaje del poeta y del individuo como agencias separadas.

En el poema Contra canto a Netzahualcóyotl la agencia que corresponde al sujeto lírico sentencia:

Amo el canto de mi suegro
hombre de ningún solo talento;
amo el color de los billetes
y el perfume fraiché de mi vecina.
Amo a todos los hombres del mundo,
más a los altos y musculosos,
a esos los quiero,
pero en mi cama, toda la noche.

Así pues, el poema Amo el canto del cenzontle, de Netzahualcóyotl es tomado por Guerra para tergiversar una exaltación a la belleza del ave y un profundo amor a la humanidad por un contra-poema en el que es posible rendirse al placer y a la superficialidad. Respecto a la ligereza en su habla cotidiana y al discurso cargado de jugueteo sexual, Guerra lo plantea como características discursivas inherentes al ser juchiteco.

De igual forma que la identidad muxe’ es declarada en los versos del poeta, es el texto la vía para exponer una serie de conflictos que le ha traído esta representación ante la sociedad. El escenario político y social en que el poeta habita, según su propio testimonio, la diferencia sexual es tolerada pero atacada de formas soterradas, expresadas en violencia física y verbal. Sobre la agresión verbal que se puede tornar en dolor físico, Elaine Scarry (1987) señala que la amenaza de violencia es una amenaza al lenguaje, ya que coarta la posibilidad de crear sentido. Scarry afirma también que en el dolor de sentirse vulnerado existe la posibilidad de usar el lenguaje como un elemento de contraataque en el que la palabra ofrezca elementos de creación y no de destrucción, de tales herramientas para la afirmación de su identidad y la de la comunidad muxe’ se desprende el razonamiento lírico de Declaración de ausencia.

También recurrir a las lenguas originarias para expresar inconformidad, denunciar, revelar y ejercer la propia agencia es un acto al que las comunidades indígenas están recurriendo, cada vez más, para hacerse visibles en un contexto social dominado por el clasismo y la discriminación, Claude Hagège (2000) asevera que mientras que los aspectos más importantes del abandono de las lenguas nativas han sido su poca presencia histórica en las esferas de tipo económico, social y político y la pérdida de prestigio resultante, es claro que desde hace poco aparece un resurgimiento de orgullo entre los más conscientes. Este es un factor que puede obrar en un sentido opuesto al de las fuerzas de dislocación. Si se sigue el planteamiento de Hagège, se puede deducir que estas comunidades indígenas, abandonadas por el estado, son herederas de una tradición de humillación; por lo que algunos de sus miembros se rebelan contra ella y extraen un alto sentimiento de identidad de lo mismo que les hacía despreciar la lengua ancestral en un pasado reciente y con la presión del desarrollo económico y la globalización.

En Letanía para una perra el autor presenta al sujeto del poema en toda su vulnerabilidad ante el otro, existe la presencia del sometedor y sometido, pero es la representación en sí, como animal la que le permite recobrar poder del discurso en su revelación, Butler (2004) confirma esta dualidad de representaciones cuando dice “estamos constituidos políticamente en parte por virtud de la vulnerabilidad social de nuestros cuerpos; estamos constituidos como campos del deseo y vulnerabilidad física, al mismo tiempo públicamente fuertes y vulnerables”, así lo expresa Guerra en los versos:

(…)Soy la perra que llamas con una tortilla en la mano,
la que salta con el mínimo beso de tu boca,
la que pateas y no te deja,
la que golpeas y no te muerde en defensa.
Soy la más mansa de tus perras,
la que mueve la cola cuando llegas borracho
y con la boca te quita los zapatos.
Soy la perra que te dedica poemas.

La perra y el perro son elementos simbólicos que Guerra introduce en su poética de manera constante, el símbolo, dice Kristeva (1980), no “representa” al objeto que simboliza; esto es, que esos dos espacios (el del simbolizado y el del simbolizador) están separados y no se comunican. Al identificarse, por voluntad propia el sujeto lírico con un animal hace uso de su agencia para transitar de un estado a otro, del humano, al animal, posibilidad que se abre en un contexto de cotidianeidad y sin que se establezcan posiciones de ventaja o desventaja en el discurso poético de Guerra.

Para las culturas originarias de Chiapas y Oaxaca por ejemplo, no es ajena la concepción de animal-ser humano como elementos inseparables, Aguirre (1989) conviene que por tonal se entiende únicamente la unión mística de la persona con su animal-compañero, tradicionalmente se asigna al momento del nacimiento, existe entonces, una correlación de las características del animal con su contraparte humana; en cambio, por nagual se entiende la transformación que realiza un brujo en animal o en un elemento poderoso de la naturaleza (rayo, huracán, tormenta). Así, toda persona tiene un tonal, pero sólo el brujo puede transformarse en nagual.

Por lo tanto, la presencia del perro en Declaración de ausencia es justificada como un símbolo trasgresor, vínculo de dos cosmogonías; la mestiza y la indígena. También es la dualidad del muxe’ en su rol femenino y características corporales masculinas. No es ajena, en este sentido, la dualidad razón e instinto. El perro es el símbolo que “acompaña” al sujeto lírico en un discurso de afirmación, “(…) por el perro del vecino/ que siempre me mordió la espalda”, “(…)si arrebatas un cabello a la locura/ del perro que llora desnudo”, “(…) Llorar es un perro que te arrastra, te lame/ te chupa y se aleja sin volver la vista”, “(…) donde la perra lame el temblor de la carne”, “(…) y amanecí con un perro metido entre mis piernas”, “(…) que llora sus amores fallidos/ y se sacude el tiempo perdido en cualquier perro/ menos con el perro indicado”.

La mención reiterativa del perro encarna también la performatividad del muxe’ en el sentido de asumir un género que puede ser transformado, así performatividad y nahualismo se empatan como transfiguraciones espirituales, físicas y de acción; Guerra confirma con declaración de ausencia una posición que en el presente comparten otros muxe’: conservar su autonomía lingüística en el uso del zapoteco pero ser parte de la globalización al utilizar el español, los medios electrónicos, su agencia como integrantes de una comunidad que les otorga identidad y que acepta los cambios de roles y actividades como una manera de preservarse y dejar registro histórico de ello. Los muxe’ son, a pesar de la marginación de Juchitán, ejemplo de otras maneras de asumir (se) que, posiblemente sean la respuesta para que las sociedades convivan mejor y renuncien a las clasificaciones de género sin antes considerar la performatividad de cada uno de ellos.


Referencias

Aguirre, G. (1989). Cuijla. Esbozo etnográfico de un pueblo negro. México: Fondo de Cultura Económica.
Butler, J. (1997). Lenguaje, poder e identidad. Madrid: Síntesis.
Butler, J. (2004). Undoing Gender. New York: Routledge.
Gee, P. (2011). How to Discourse Analysis. New York: Routledge.
Guerra, E. (2018). Declaración de ausencia. Mexicali: PinosAlados.
Hagège, C. (2000). No a la muerte de las lenguas. Barcelona: Paidós Ibérica.
Lastra, Y. (2003). Sociolingüística para hispanoamericanos. México: El Colegio de México
Kristeva, J. (1980). Desire in Language. New York: Columbia University Press.
Scarry, E. (1987). The Body in Pain. Oxford: Oxford University Press.
Urbiola Solís, A., & Vázquez García, A., & Cázares Garrido, I. (2017). Expresión y trabajo de los Muxe’ del Istmo de Tehuantepec, en Juchitán de Zaragoza, MéxicoNova Scientia, 9 (19), 502-527. 

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