En un trabajo
como la escritura,
es necesario
como herramienta indispensable una pala,
para revolver con firmeza letras con cemento.
Al escribir…
cada letra debe quedar bien revuelta en el cemento.
Así que vierta
tinta, dolor y sentimiento,
y revuelva hasta el cansancio,
hasta que las manos no respondan,
y los dolores de cintura le provoquen tomar un descanso.
Revuelta la mezcla,
empiece a colocar las letras en su respectiva moldura,
y fume lo necesario hasta que sequen.
Una vez secas las letras,
comience a formar palabras,
y tenga cuidado al acomodarlas,
debido a que pueden quedar marcadas
si las aprieta muy duro,
y esto provocaría una desgracia.
La desgracia consiste…
en no entender lo que escribió,
en no poder plasmar,
en esas piezas arquitectónicas
lo que quería reflejar.
Si se equivocó
y fue victima de la desgracia
tome las cosas con calma,
y beba cerveza y pulque hasta que pierda la razón.
Y al otro día
en medio de la nube exacta,
en medio del recuerdo de la mujer que lo ignora en su totalidad,
y en medio de la plena vomitona de los crudos,
inicie de nuevo con el procedimiento mencionado.
Si no consiguiese hacer esto,
entonces usted no está preparado
para desempeñarse en trabajos duros
como la construcción de las letras.

Para citar este texto:
Calzada Alfaro, Rodolfo. «Trabajos duros» en Revista Sinfín, no. 19, septiembre-octubre, México, 2016, 77-78pp. ISSN: 2395-9428: https://www.revistasinfin.com/revista/ |
Rodolfo Calzada Alfaro
(México) es escritor, poeta y licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana. Ha colaborado con distintos artículos de su autoría en la sección de Blogs del periódico El Universal, y con diferentes cuentos y poemas en diversas revistas literarias. Actualmente se desempeña como docente en Educación Media Básica y como directivo en Nivel Medio Superior.