Su cabello comenzó a crecer y rozó sus hombros desnudos, después sus codos hasta llegar a sus manos: sentir las puntas de sus dedos y deslizarse sobre sus largas uñas para caer libre entre el aire y ser espinas: penetrar la Tierra; volverse raíces. Con lentitud, envolver al núcleo y tornarse centella: ser partícula encendida por vez primera y suspenderse eternamente perforando el manto tras la Luna.
Para citar este texto:
Casado Gallegos, Daniel. «Transmutación» en Revista Sinfín, no. 1, septiembre-octubre de 2013, México, 34p. |
Daniel Casado Gallegos
(Ciudad de México, 1987). Interesado principalmente en la filosofía del lenguaje y teoría de los géneros. Ha colaborado en la revista Punto en Línea de la UNAM.