“Flor de muerto” le dicen en la colonia, quizá porque a mediados de octubre de cada año empieza el campo del mayab a colorear de naranja los labios de la vereda que conducen a la milpa del campesino indígena; cada familia prepara el camino de su ser querido que viene a compartir el píib el segundo día de noviembre, en tanto el paisaje, se viste de xpujuk y su inconfundible aroma.
En el centro del país le llaman “cempasúchil” por su origen náhuatl, son amarillas o anaranjadas con un olor fuerte. Es costumbre en el pueblo maya de la península de Yucatán colocarla de la calle, hasta la puerta de la casa, como señal del camino que debe traer el pixan de la familia que vendrá a la celebración más importante del año. Su olor y su color garantizan el camino correcto de la casa en la que se ofrece el píib como ofrenda.
Para el maya no es flor de muerto, sino de vivo que viene a un banquete especial, aunque mira una flor de xpu’ujuk sitiada por el halloween, el morbo, el temor y la amenaza; estas figuras no son en ningún caso los signos del Janal Pixan que celebra la familia el primero de noviembre hasta el último día de ese mes, cuando despide al pariente que vive en ese otro mundo, en el que todo maya también se dirige; se mira sobre un camino iluminado por una fila de velas encendidas a diestra y siniestra, camina sin riesgo de extravío en ese regreso a la eternidad vestido de naranja con ese aroma singular.
En la celebración del Janal Pixan no se usan máscaras, porque es el evento donde todos vienen dando la cara verdadera, esa que no se esconde en la carne ni en la piel, ese óol que muchas veces se hizo visible en el k’oja’an y que en noviembre viene sin máscara para compartir una mesa coloreada y perfumada por la flor del xpu’ujuk.
La flor del xpu’ujuk como origen de señorita perfumada, saluda a su anfitrión animada por la música del viento que reviste el escenario de la celebración, su anaranjado rostro presume la guadaña de su pestaña, visible cuando fija sus ojos en el dulce de yuca que invita a su miel de xunáankaab.
El maya anfitrión del janal pixan y el maya visitante abrazan la despedida entre los pasillos del sak bej estimulado por el xpu’ujuk cumpliendo la mediación entre los vivos y los eternamente vivos.
Para citar este texto:
Uc Be, Pedro. «La flor de xpu’ujuk» en Revista Sinfín, no. 22, año 4, México, febrero 2017, 19p. ISSN: 2395-9428: https://www.revistasinfin.com/revista/ |
Pedro Uc Be
Es maya, nacido en Buctzotz, Yucatán, México, trabaja por la reivindicación de la cultura, la lengua y la defensa del territorio maya.