Epitafios

     I

Voy a callarme el fuego

para que digan

que ella murió con los ojos llenos de amapolas muertas

para que sepan

que se le fueron cayendo los rostros

las cenizas

y el papalote rojo que alumbraba su calle de constelaciones ciegas

Voy a callarme el fuego

para que mientan

al decir que aquella tarde

prefirió asfixiarse

sin romper la red de los silencios

sin desgarrarse los músculos de guerra

fosilizados en el hueco de su vientre negro

El fuego

voy a callármelo

para que sepan

que se le resbaló la lengua

por debajo de la tierra

y sólo su tumba abierta

sigue latiendo gritos

      II

Madre

se me resbaló la sangre

por debajo de la cama

formando una espiral

de carne y lodo

Me quedé

con el rostro agolpado

en el cielo inabarcable de la alcoba

una gota enferma de sal

un holograma

lamiendo el marco inhabitado del espejo

Se me resbaló la voz

entre los huesos del puente derrumbado

y te quedaste sola, Madre,

bebiendo la memoria de mi incendio

      III

El lenguaje es el comienzo de la hoguera

En el centro inmaculado de la hoja

las palabras se abren como pétalos

y vienen a morirnos

metálicas

entre los dedos

Voy a callarme el fuego

porque el lenguaje se derrumba entre los labios

como un tigre herido de silencio

Entre las ruinas de los otros

las esquirlas de su voz resuenan:

Nada de lo que digan será cierto

mi tumba sigue crepitando

El fuego

en ti

está despierto

Epitafios

María Magdalena Alpizar Díaz

Es Licenciada en Letras Iberoamericanas. México, D. F., 1988. Los libros y el teatro por encima de todo. Ha participado en algunos cursos de la Fundación para las Letras Mexicanas (Xalapa 2010 y Monterrey 2012) y publicado en diversas revistas y suplementos literarios. Actualmente le pagan por corregir los textos de los otros. Espera que algún día le paguen por los propios.

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