La historia de la humanidad es la historia de sus migraciones, sus peleas, sus líderes que han incitado a buscar y alcanzar una vida más plena de superación y supervivencia. Los límites territoriales son producto de esas luchas; las fronteras, líneas divisorias que marcan formas de vida, lenguaje y moneda circulante; sirven además para separar familias e imponer leyes sobre el abordaje y traspaso de éstas, impuestas por quienes tienen el poder y lo estipulan en tratados y leyes.
Las fronteras del norte de México tienen características y procesos sociales, culturales, religiosos y económicos distintivos muy peculiares al resto del país; la historia registra su nacimiento desde la pérdida de la guerra frente a Estados Unidos y casi la mitad del territorio mexicano en 1850. Fronteras que se han ido aglomerando y creciendo desenfrenadamente por la migración que son objeto, primeramente, por ser el trampolín al país de los sueños y la oportunidad de trabajo que ofrecen maquilas, fábricas e industrias. Son itinerantes y tienen población flotante; puerta de mexicanos, latinoamericanos y asiáticos, que, al carecer de papeles migratorios, las hacen su hogar provisional o permanente. Su ubicación geográfica también ha sido utilizada para fines delictivos: narcotráfico, tráfico de infantes, de órganos, trata de blancas, fosas clandestinas, prostitución, abandono y maltrato infantil, indigentes, proliferación de pandilleros y bandas delictivas, asentamientos humanos, hacinamiento, etc., siendo Ciudad Juárez la frontera que más violencia y feminicidio ha registrado desde 1993. Estos flujos exigen cambios en toda la composición e infraestructura de los lugares que los reciben, ya que cuando crecen repentinamente carecen de servicios indispensables como sistemas de salud, agua, drenaje, luz, medios de transporte y espacios educativos y recreativos.
A mayor distancia que recorren los emigrantes, mayores obstáculos y sufrimientos se encuentran en el camino. Tal es el caso de la población que migra de Centroamérica hacia E.U.A, aunque sean diferentes motivos los que les impulsan, un factor común es que buscan nuevas oportunidades de empleo y mejores condiciones de vida que no hallan en su país de origen.
De tal manera que la migración es uno de los fenómenos más recurrentes y está afectando en la gran mayoría de los continentes, ya sea por guerras, conflictos políticos y armados, ideologías religiosas, hambrunas, entre otras, separando familias y propiciando tristes desenlaces. Para muestra basta retratar el flujo migratorio que se presenta en las fronteras cercanas a México y Centroamérica.
Los venezolanos huyen por crisis de alimentos, medicamentos e inflación; hondureños y mexicanos, pobreza extrema o violencia; guatemaltecos, a causa de conflictos armados internos y problemas políticos. Los migrantes pagan por traslados, coyotes o polleros; caminan días, semanas y hasta meses, sorteando peligros propios de la naturaleza, como picaduras de animales, ríos con corrientes profundas y los que el hombre ha instituido sintiéndose dueño de un territorio: “Maras” o “Zetas”, bandas delictivas, que los hacen sujetos a violaciones, extorsiones, explotación laboral y sexual, tortura, pisoteando sus derechos humanos o arrebatándoles la vida.
“La bestia”, medio de transporte utilizado en su gran mayoría, no por elección sino por necesidad, recorre de Sur a Norte el país. La ruta Atlántico llega a Estados Unidos. Este recorrido es conocido como “ruta del infierno” o “ruta de la muerte”. “La Bestia”, brinda a estos individuos una luz de esperanza, sin pago de pasaje monetario, poniendo en riesgo lo más grande que posee el ser, la vida misma; ya que su abordaje se hace cuando el tren está en movimiento; desesperados buscan alguna escalerilla para asirse y sostener su peso, iniciando una travesía llena de peligros e infortunios. Hay reportes que evidencian el abordaje de mil quinientas personas de todas las edades: algunos no lograron subir y las ruedas del tren se encargaron de poner fin a su existencia o la pérdida de algún miembro de su cuerpo.
Uno de los eventos más dramáticos es referente a los niños que viajan solos, son la población más vulnerable y al carecer de protección, son carnada fácil de pandillas, enfermedades, peligros y vejaciones.
En 2014, Estados Unidos enfrentó una de las peores crisis humanitarias en cuanto a niños migrantes. Infantes que quedan en el limbo mientras se define su situación migratoria o que son devueltos a su país de origen. El único episodio final que el ser humano tiene es la muerte, por lo que la migración es un proceso natural que va en incremento, porque la misma sociedad se está desarrollando y la búsqueda de bienestar personal, familiar, social, económico y religioso, conlleva una serie de circunstancias y motores de arranque para llevarlo a cabo.
Cuquis Sandoval Olivas
(María del Refugio Sandoval Olivas). Me gusta aparecer como Cuquis Sandoval Olivas. Maestra jubilada. 57 años de edad. Blog: https://cuquissandovalolivasletrasypoemas.blogspot.com/