Retazos cálidos de una obra viva: “Ohtli”

Diana Contreras, Irene Mora, Luis Gándara y Sergio Diego (colectivo formado por estudiantes de Lengua y Cultura y Desarrollo Sustentable de la Universidad Intercultural del Estado de Puebla organizan el Club de escritura Creativa). Primera camada. Primera camada.


I

Antes del recreo: en un nido. Después del recreo: en el bote de basura. Una de las diversas frases que hicieron sentir y reflexionar a toda la comunidad UIEP. El día jueves 19 de septiembre la compañía “La paradoja del gato”, la cual viajó desde la ciudad de México hasta la Universidad Intercultural del Estado de Puebla, ubicada en el pueblo viejo “Huehuetla”, para presentar su obra de teatro “Ohtli”, una de las últimas presentaciones de su gira, pero la primera en presentarse al aire libre y no en un espacio cerrado. Durante el desarrollo de la obra se hace una viva referencia al título “Ohtli”, en ella se muestra cómo a lo largo de nuestro camino hemos olvidado quiénes somos, cómo pasamos por alto nuestras lenguas originarias o, peor aún, las reprimimos y minimizamos.

“Ohtli”: una obra para enraizar la identidad. El sonido de las 68 lenguas originarias existentes en México (es un eco que invade; retumba en nuestros oídos) y los planes a nivel nacional de la educación escolar, son la entrada de la primera escena: donde un gorrión cae del nido y tres niños jugando: lo encuentran y muere (la causa, asfixia). Primero en un nido, después en un bote de basura. Llegan a su salón de clases y la maestra les dicta que hay una sola forma de vida y el agua no entra en esta. Uno de los tres niños pertenece a la cultura nahua, quien de acuerdo a su cosmovisión le da sentido de valor a la energía, más allá de lo material o tangible. El niño se desenvuelve en un ambiente normalizador por la cultura occidental que lo invisibiliza. Las y los actores muestran cómo la internalización del estigma ha venido masacrando nuestra identidad haciéndonos olvidar nuestra lengua, nuestro territorio, nuestra cultura y nuestra gente. Comenzando con gritos, con esa fuerte energía en la voz, terminando con lágrimas: triturando las palabras del momento. Y transmitiéndonos que cuando muere un pájaro encontramos una buena historia para que duerman los gusanos.

El mensaje de la puesta en escena es claro, es definitivo, darse cuenta de los errores que el sistema educativo comete al tratar de intervenir en el fomento de la lengua materna u originaria. ¿Qué hay de nuestras acciones en el tema?, ¿acaso no hemos también promovido la exclusión de una lengua originaria?, surgen todas estas preguntas a raíz de esta representación teatral que pone en la mesa la situación que se vive a diario en distintos espacios educativos.

II


Todo esto me hace recordar que, mientras yo prestaba un servicio docente frente a un grupo de estudiantes de nivel primaria, en una comunidad originaria, me enfrenté a un ambiente similar al simulado hoy.

Entre lágrimas intencionalmente reprimidas, pensé: “Seguramente, en algún momento, sin saña de minimizar o cambiar las ideas de algún estudiante, ignoré sus comentarios, expresé mi desaprobación sobre su percepción de las cosas o las cuestioné (por ignorar la composición de su contexto). A pesar del cariño que sentía por ellos, posiblemente marqué de esta forma alguno de sus días generando confusión o desconfianza en sí mismos”. Valoro el hecho de haber podido vivir por más de tres años en las comunidades de la sierra, porque así aprendí a evitar calificar comportamientos y respetar ideas distintas. Valoro también esta increíble escenificación, porque me permitió pensar en mi propio comportamiento.

III


El derecho a la identidad que me fue negado y el que se me excluyera de participar en diversos espacios donde la interculturalidad no era una línea a seguir, son cuestiones que “Ohtli” me hizo recordar. La exclusión día a día, la continua agresión y el cuestionarse la “justicia” denotan en el diario indígena en el momento de enfrentarse con el resto del mundo.

En esta metáfora del gorrión gris, se encuentra la que ha sido mi realidad. Desde mi nacimiento fui condenada a permanecer en el nivel inferior, de una jerarquía social que viene propagándose y enriqueciéndose cada vez más. Y más ahora, por medio del neoliberalismo.

Por lo tanto, seguimos careciendo de valores que nos incluyan a todos en la que se supone mejor que la sociedad de hace 500 años. Entonces, cuando nos concebimos como una sociedad justa, sin discriminación ¿lo estamos siendo realmente o sólo pareciendo?, ¿será que la palabra “prosperidad” en nuestra sociedad está aún muy lejos de ser alcanzada?

Colectivo de la UIEP

Diana Contreras, Irene Mora, Luis Gándara y Sergio Diego (colectivo formado por estudiantes de Lengua y Cultura y Desarrollo Sustentable de la Universidad Intercultural del Estado de Puebla organizan el Club de escritura Creativa). Primera camada.

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