Las imágenes tomadas de la realidad, de la que no se puede separar la relación espacio tiempo, surgen como una pausa en el plano temporal en el que se aglutinan las sensaciones y se toman aspectos relevantes de la visión para concentrarlos en una sola figura que funciona como una imagen. Tomemos como ejemplo la expresión “esa mujer me dio buena imagen”, se trata de un enunciado metafórico, pero estas metáforas son importantes al mismo tiempo que los conceptos en el sentido que estas expresiones poco a poco se van integrando a los significados que los conceptos guardan. La frase habla de una realidad, una persona tiene contacto con otra y entablan una relación simple o compleja. Es en esta relación en la que se va a formar una idea sobre el sujeto, un juicio sobre él. “Es usual llamar imágenes a las representaciones que tenemos de las cosas. En cierto sentido los términos ‘imagen’ y ‘representación’ tienen el mismo significado”.[1] La imagen pues, puede ser una idea sobre las cosas ya sea escrita, hablada o una representación pictórica igualmente.
La imagen como generadora de la palabra
Todo tipo de imagen surge de una experiencia de la realidad, su percepción aparece independiente de la participación de la palabra, están ahí, se presentan a los sentidos y son percibidas sin intervención externa. Aún las imágenes mentales, por más fantásticas o irreales que éstas se presenten están conformadas por aspectos de la realidad, al cambiar la organización lógica surge una imagen que consideraríamos imposible de aparecer en la realidad, pero aun así en su estructura ilógica los elementos son reconocibles en el plano de la realidad sensible. Las imágenes construidas por la imaginación, en la mente, o por el arte son resultado de una reconfiguración de los elementos percibidos directamente de la realidad. Estas imágenes al ser percibidas por el sujeto se instalan en su memoria de manera más o menos fija dependiendo del sujeto y el fenómeno percibido.
Tomando a la imagen como fenómeno, ésta surge primero. La definición de imagen, el problema filosófico de la imagen surge después. La imagen ha existido desde antes de haber sido nombrada como tal, incluso es anterior a cualquier tipo de lenguaje. A partir de su definición es que se genera su nombre; el fenómeno, el resultado de la visión, se ancla a la palabra, a la palabra imagen. La imagen ha hecho surgir a la palabra, al igual que la llegada de un conocido nos hace pronunciar su nombre. Se trata de la relación más clara de la imagen como generadora de la palabra, el fenómeno nombrado.
La importancia del nombramiento radica en la posibilidad de transmitirlo. Al ser representada mediante el relato la imagen puede ser comunicada. El espectador tiene la capacidad de decir lo que ha visto, lo que ha presenciado sin necesidad de repetir el fenómeno.
El niño adquiere, gracias al lenguaje, la capacidad de reconstruir sus acciones pasadas en forma de relato y de anticipar sus acciones futuras mediante la representación verbal. (Piaget, 1974, p31). [2]
Su experiencia le permite enunciar todo lo que ha presenciado, la imagen es el punto de partida para enunciar el fenómeno de una manera cercana a la presenciada, con sus inevitables huecos y abismos que la distancia fenómeno-discurso conlleva. El sujeto ha presenciado el fenómeno y lo analiza no ya desde la simple imagen sino que construye una descripción que lo más probable sea que la comparta de manera verbal, como en el caso de la poesía o la mera descripción del tipo científico.
La palabra como generadora de la imagen
Las palabras son referencias para las imágenes. En un sentido estricto las palabras no generan imágenes sino que las evocan, se construyen imágenes a partir de lo que las palabras representan para el que las recibe.
La palabra como generadora de la imagen-texto
Si tomamos la palabra como punto inicial ocurre un fenómeno curioso. La palabra puede generar otro discurso que se convierte en imagen lingüística. El texto, la palabra en su consideración como imagen propensa a ser leída, es una imagen. La lectura representa la interpretación de una imagen construida por un sujeto mediante la palabra. Esta lectura provoca la generación de una nueva imagen y no la duplicación de la imagen leída considerando que la lectura no es una transmisión íntegra de los contenidos del texto. La lectura se trata de una interpretación del mensaje encriptado en un sistema de signos que el lector intentará descubrir sin éxito alguno. Lo que hará el lector al tratar de descubrir el mensaje dentro del texto es una interpretación hecha a través de los elementos que tiene para hacerlo, los cuales nunca serán suficientes para acceder a la información de manera completa. Esta interpretación generará una nueva imagen de lo escrito, un nuevo texto conformado por una serie de aforismos resultado de la lectura entre líneas del texto original. Los aforismos son imágenes complejas construidas por medio de la lectura.
“No cabe duda de que el aforismo es una de las formas más elevadas de la escritura literaria. La esencia de este género y su excelencia suprema residen en el hecho de que leyendo aforismos nos es imposible leer entre líneas. Un aforismo es lo que leyendo otros géneros creemos leer entre líneas.” (Elizondo, 1969. p 146)[3]
Haciendo una lectura de la cita anterior puedo decir que la generación de imágenes dentro de las artes parte de un aforismo que ha sido transformado hasta complejizarse al grado de permitir nuevas lecturas que invariablemente generarán nuevos aforismos; o nada, en caso de no poder ser leídas. Estos aforismos, discursos lingüísticos, serán generados por el espectador, no por el artista que únicamente propone lecturas, al igual que la literatura, la ciencia, la filosofía o un saludo común.
—La imagen no surge de la palabra porque la palabra es después de la imagen.
—La palabra enuncia.
—Primero el fenómeno, en el mismo instante la visión y la imagen. El lenguaje dice lo que ha visto.
—»El lenguaje, ante todo, dado que permite al sujeto el relato de sus actos, le procura a la vez el poder de reconstruir el pasado, y por consiguiente evocarlo en ausencia de los objetos a que se referían las conductas anteriores, y el de anticipar los actos futuros, aún no ejecutados, hasta sustituirlos a veces por la sola palabra, sin jamás realizarlos. Este es el punto de partida del pensamiento.» (Piaget, 1974, p 38).
—¿La imagen es algo definido?
—El dibujo es primero pensamiento, la pintura, en su sentido que imagen, también.
[1] Ferrater Mora, José. (1994) Diccionario de Filosofía, España: Editorial Ariel. P 912
[2] Piaget, Jean. (1977) Seis Estudios de Psicología. México: Ariel Seix Barral.
[3] Elizondo, Salvador. (1969) Cuaderno de Escritura, México: Universidad de Guanajuato.
Para citar este texto:
Chacón, Yaotzin. «20110604 – Imagen-Lenguaje» en Revista Sinfín, no. 3, enero-febrero, México, 2014, 24-28pp. |
Yaotzin Chacón
Guadalajara Jalisco, 1986. Reseña: Artista de procesos cuyo trabajo camina por dos ejes, la imagen y el lenguaje. Las investigaciones sobre el lenguaje han sido dirigidas hacia su uso, significación e interpretación, además de su papel como herramienta de comunicación. En cuanto a la imagen, de forma similar, se interesa en los problemas de lectura e interpretación. Ambas investigaciones se enlazan al no considerar alguna de las dos independiente de la otra, http://yaotzin-chacon.tumblr.com/