Cartografiar lunares

La cartografía es una técnica empleada para trazar y estudiar mapas geográficos. El cuerpo humano es un espacio con su propia geografía ––nunca se asemeja a otra––, habitada por células, tejidos, glándulas, órganos… recuerdos y cicatrices. Tiene, además, una constelación de puntos dispersos, desde los pies hasta la cabeza, como los satélites naturales que rodean y acompañan a los planetas: los lunares. Cada lunar tiene su propia coordenada, una altitud y latitud distinta. Si sitúa en un lugar específico, milimétrico e irrepetible.

Hay lunares con coordenadas desconocidas, sin explorarse. La cartografía puede emplearse para dibujar un mapa y ubicar su lugar en el cuerpo, y así descubrir y recorrer aquellos lunares que tanto anhelamos, que nos quitan el sueño, que jamás logramos olvidar. De ese modo se trazan las rutas para recorrer en todos los puntos cardinales, de norte a sur, de este a oeste, los lunares de aquella geografía sagrada, cuyo nombre es sólo reconocido e interpretado por quien se ha tomado la libertad de crear el mapa.

Cada cuerpo tiene sus propios meridianos, que separan los polos de ese mundo, donde los lunares se dispersan en todos los ángulos, espacios y rincones, como si fueran pequeñas estrellas y arenas de mar. He llegado a pensar que un lunar es un Aleph como lo escribió Borges: uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos.

Instrucciones para cartografiar lunares

Paso uno: reconozca la geografía humana: una parte o todo el cuerpo. Paso dos: toque y memorice los lunares. Paso 3: Trace las dimensiones lineales ––a escala y/o reducida–– del espacio. Paso 4: interprete el cuerpo y sus satélites. Paso 5: recórralos y comience el viaje.

17º 23’49’’ S

Norte

Un lunar es una huella pequeña, redonda, un punto negro que se posa en el cuerpo. Médicamente se dice que surge por acumulación de células pigmentarias, sin embargo, para mí aparece como posibilidad de lo indefinido, como una utopía.

Sur

Todos los lunares se resguardan en la piel. Algunos son reconocidos a simple vista, jamás pasan desapercibidos, logran atrapar nuestra atención. Su lugar visible en la mejilla, en los párpados, en el cuello, o entre la nariz y los labios, nos llevan a admirarlos.

Este

Hay lunares eróticos, que seducen, que piden ser besados. Hay otros que se convierten en recuerdos y se graban en las manos que alguna vez las tocan. Todos, inevitablemente, guardan un misterio.

Oeste

Algunos lunares son tímidos y eligen un lugar oculto, donde sólo el cuerpo desnudo pueda revelar su existencia. Se quedan sin ser vistos ni tocados. Hay lunares que prefieren el anonimato.

66º 08’30’’ O

I

Un lunar es un signo, una huella característica de una persona, sin éste el rostro o las manos no serían las mismas, estarían incompletas, vacías. Cada uno tiene una historia familiar, una genética compartida. Son una forma de reconocimiento: Se busca. Seña particular: un lunar en la mejilla derecha.

II

Son pequeñas islas flotantes que navegan en las pieles oceánicas de un cuerpo. Algunos, en particular, son considerados una estrella que guía a los marineros para no naufragar en ultramar. Los lunares son brújulas que pueden salvarnos de las derivas.

III

Hay quienes dicen que en el cuerpo existen entre diez y cuarenta lunares. Me rehúso a creerlo, pues ¿quién ha contado y establecido dicha cantidad? La piel es un manto en el que aparecen y desaparecen aquellas pequeñas huellas sin establecer números. Nacen y mueren con nosotros. Somos humanos hechos de lunares.

IV

Son tus lunares planetas, mundos aún por conocer.

«Amatl». Fotografía de Noé Zapoteco Cideño
Delmar Penka

(Chiapas, México, 1990). Es documentalista, ensayista y académico tseltal. Maestro en Comunicación y Política por la Universidad Autónoma Metropolitana. Ha sido becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (2017-2018), de las Becas Literarias Interfaz (2018), y del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico, PECDA (2019). Sus ensayos han sido publicados en las revistas Liminar, Balajú, Fotocinema, Primera Página y Tierra Adentro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *