En bellos
aleros de tejas,
de los reflejos violáceos
de las tenues
y bálagas nubes,
crispando
de un lado a otro
como una gran fiesta
de hadas
blandos rumores
silbaban
ante
nuestras hacinadas miradas.
En los ojos
de ella
como dos zambucos
salpicados
de bonitas
perlas de ámbar
se me va
el alma,
en verdad lo digo,
se me va entera de amor…
Entre suspiros
ella
con sus labios
abre la noche como a un “sol negro”,
abre mi cuerpo como un arcoíris de mar…
Sincera,
me abraza…
y le confieso mi soledad,
le murmuro mis distintos destinos…
y le cuento que hay
una leyenda enterrada
en la corteza
de un baubad
que la espera
que me espera
para cantarla
en las noches
de amar…
en las noches
de ver…
en las noches
de ser…
Así,
en flor
en piel
en saliva crisálida
en emoción vibrando
en el pleno del corazón.
Nos ahorramos, pues, el adiós…
Y el impulso de la guerra
se fue
entre teja y teja
como gacela
en escape
al acecho
del predador…
Ángel Acosta Blanco
(Xochimilco, CDMX). Poeta y ensayista. Lingüista Hispánico por la UNAM. Profesor en Comunicación Escrita (IPN). Promotor e investigador literario independiente. Revistero y Colaborador en medios de difusión académico y cultural (Asfáltica, El Búho, Punto en línea UNAM, Letralia.com, Delirium tremens, Bitácora Pública: Pulso de la cultura, Plesiosuario: Primera revista de ficción breve peruana, El cuento en red UAM…). Compiló y editó Ensayos de Minificción (UNAM, México, 2011).