Una luminaria en la prisión
se pone en marcha cada noche;
es como un vaso de restricciones,
un código inhumano que dicta sus leyes a diestra y siniestra
contra mis fuerzas,
a quienes cachean besando esta pared húmeda.
Ya no meditaré más el porqué
de esta humildad nauseabunda;
desplumo mi dignidad y la pisoteo
no sin remordimiento.
Es cabal y preclara fuera;
aquí ya no la emplearé para nada.
No me sirve conservar mi dignidad
a costa de vejaciones;
cada vez cede más en su favor que en el mío,
no me obedece ya.
Ahora, mi compañero olfatea algo
junto a su colchoneta.
Se encuentra semidormido
y algo le cosquillea en la nariz.
No diré nada. Ni musitaré,
ni sacudiré mi almohada sobre su espalda.
Su rata bubónica y mi dignidad desplumada
se guarecen en nuestras almas,
revolviendo en ellas
el poco ardor que les resta.
Para citar este texto:
Modrak, Amelia. «Luminaria» en Sinfín. Revista Electrónica, no. 25, año 5. México, mayo-junio 2019, p. 19. ISSN: 2395-9428: https://www.revistasinfin.com/revista/ |
Amelia Modrak
Soy española, y escribo bajo el seudónimo literario de Amelia Modrak, en honor a mis dos queridas abuelas, ya fallecidas, Amelia Pérez y Mary Modrak.