Manzanilla
Tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo.
Rubén Darío
Ya no soy aquella que recuerdas.
Yo, que nací frágil
y un ente de metal me llevó lejos,
fui desquebrajándome
y llegué junto a ellos, diminuta.
Me disolví en la punta de sus lenguas,
se mezcló mi aroma sureño con el humo de los bares,
desperté en todos un placer pasajero.
Y al final, cuando se saciaron,
me tiraron por la puerta de atrás.
Y cuando te encontré,
estaba desnuda en tu presencia
y te mostré mi cara espectral, enflaquecida.
Y tú, que me viste cuando fui hierba,
temblando frágilmente,
bebiendo el agua con el cuenco de mi mano
en los bordes del viento y de tus labios,
en la sonrisa de un niño se trasformó tu rostro,
y todo un pueblo volvió a tu mente
–pero yo ya no soy la misma–.
Me fui, el comercio exportó mi cuerpo,
mi color amarillo, mi sabor lo saben todos.
Ya tus recuerdos serán inútiles.
El último baile
Ausculto el golpeteo del la lluvia
que cae fuera de mi claro sueño.
Siento la música del agua.
La oscuridad me lleva
bailando como una borracha
feliz. No puedo negarme,
es el último baile.
E.D.
Me llevan al fondo del río,
como piedras en el bolsillo,
los sueños, la pena, la vida…
Cristian David López
Nació en Lambaré, Paraguay, en el año 1987. Tras residir un año en Argentina, actualmente vive en Oviedo, en cuya universidad estudia Grado en Lengua y sus Literaturas. Es coeditor y traductor de Cantos guaraníes/Guarani purahéi (Impronta, Gijón, 2012). Editor de las Reflexiones y epifonemas de Rafael Barrett (Renacimiento, 2014). Ganador del concurso “I Premio Jovellanos de Poesía 2014” y su novela La patria del hombre ha sido ganadora del “Premio Asturias Joven 2014” (Trabe, 2015). Codirige la revista Anáfora.