I
El camino a casa
comienza en la punta de los dedos
Un cuerpo se fragmenta
en la oscuridad de los años subterráneos
A tus pies he vertido el agua
manantial cósmico que la sombra habita
El derrumbe ha alcanzado mis miembros
Nadie hay para mi desgracia
Ni el agua
Ni la caída
Ni el tiempo
II
Nos obligan a nombrar las cosas
nos dicen casa
amarillo
muerte
y uno cree entonces
que el dolor es sólo un signo
que alguien escribe sobre la hoja del mundo
para obligarnos a beber
el olvido de los vivos
III
Pero dicen
que nací un día cercano al silencio
cuando las hojas se mecían etéreas sobre el fuego
Y dicen también
que la noche vino a mí
con su resplandor metálico de espejo
Diles que no me despierten
Quiero dormir el sueño eterno
María Magdalena Alpizar Díaz
Es Licenciada en Letras Iberoamericanas. México, D. F., 1988. Los libros y el teatro por encima de todo. Ha participado en algunos cursos de la Fundación para las Letras Mexicanas (Xalapa 2010 y Monterrey 2012) y publicado en diversas revistas y suplementos literarios. Actualmente le pagan por corregir los textos de los otros. Espera que algún día le paguen por los propios.