Textos sonideros (1999-2019). Vol. I: crónicas
Pedro Sánchez
(México, Ediciones Negis-Teodis, 2019)
Difícil tarea es hacerle justicia a un gran cronista. Pedro Humberto Sánchez Pérez (Ciudad de México, 1977) es aficionado a la lucha libre, cronista y narrador, acreditado como “el cronista de Tepito”, o como lo conocemos en los barrios: “el güero de la Malinche”. En este libro, Pedro reúne una serie de crónicas que van del último año del siglo XX a las primeras décadas del XXI, sin embargo, la recolección de datos empieza antes con sus vivencias en la década de los 80’s cuando era niño y las cuales se mezclan con la de sus padres, y siendo aún más precisos deberíamos señalar que retoma años perdidos con su indagación histórica, además literaria, sobre el tema musical.
Si algo nos entrega Pedro Sánchez en sus crónicas, es la generosidad; nos camparte sus largas andanzas por la Ciudad de México, sus observaciones agudas, sus experiencias, sus descubrimientos; nos muestra una ciudad que a veces parece escondida por tanta gente que la transita, por las monumentales edificaciones coloniales o por las abigarradas construcciones sin terminar, de tal modo que los lectores podrán hallar una serie de textos que los harán recorrer los lugares citadinos con puntuales notas históricas. Definitivamente, la ciudad no volverá a ser la misma luego de su lectura. Para quienes desconocemos el mundo sonidero, será una apertura a un espacio mítico que desearemos conocer; para los que vivieron la época del sonido, les permitirá redescubrir los recuerdos.
El libro es patrocinado por Alizbeth Mercado Becerril, periodista cultural siempre atenta a los nuevos movimientos, mecanismos y dinámicas artísticas; el contenido se divide en 23 crónicas, una nota inicial más un apéndice fotográfico. Cabe reparar en la nota introductoria que lleva como título: “Nota 01: La región más sonidera del DF”, pues no tiene desperdicio, para empezar el apelativo tan sugestivo que nos rememora a Alfonso Reyes y Carlos Fuentes, en especial la carta que el primero dirigió al segundo el 5 de enero de 1959 en donde deja ver su arrepentimiento por el uso de la frase en el título de la novela de Fuentes y en el que le pregunta maliciosamente: “tú has querido conscientemente hacer un libro turbio y feo ¿verdad?”
Pero, bueno, el asunto está en cómo se entiende la misma frase en dos contextos diferentes:
“Cuando yo dije en La visión de Anáhuac, “Viajero, has llegado a la región más transparente del aire”, yo estaba describiendo el valle de México y el paisaje físico que encontraron aquí los conquistadores en el siglo XVI. Tú, en tu novela, te refieres al ambiente humano del México contemporáneo […]”. (Reyes, 1959)
Esta disertación en los sentidos que deja la frase literaria nos lleva a reflexionar sobre el ambiente físico y el ambiente humano, no siempre separados o, por lo menos, es algo que nos deja las crónicas de Sánchez, en donde el ambiente físico de los diferentes recorridos que hace por las tocadas nos describe los lugares (el espacio geográfico, el clima, las edificaciones) y el ambiente que las personas viven. La paráfrasis del cronista está dada con relación al novelista, así lo indican los epígrafes que acompañan a cada uno de los apartados de la nota introductoria; el primero: “¿Tú fuiste a muchos bailes, mamá?” (Carlos Fuentes, La región más transparente) y con ello, el cronista rememora a dicha persona especial, a la que también está dedicado el libro. Así, comienza una narrativa que nos transporta a un tiempo que podemos imaginar gracias a las descripciones detalladas:
“El proceso de instalación del audio era rapidísimo y en cuestión de una hora las paredes de las vecindades (que sobrevivieron al sismo de 1985) y las estructuras de los novedosos conjuntos habitacionales (que reemplazaron a las vecindades que se cayeron) cimbraban al compás de la música. La iluminación tardó más tiempo en ser instalada, y cuando estuvo lista la calle fue coronada con un halo. El escenario era impresionante y el ambiente muy pesado. Esa noche muchas personas fueron a bailar, a buscar el saludo, a beber, a drogarse, a apropiarse del espacio público y a chingar al prójimo.” (10)
El autor nos explica que al desencantarse de sus habilidades en la lucha libre como de la vida escolar, encontró su vocación en otro cronista: Carlos Monsiváis, y de quien casi toma la frase para el título de su primera crónica: “Los sonideros: El asalto al oído”.
La antología hace un recorrido histórico sobre el movimiento sonidero: Orígenes (1940-1950), Periodo de transición (1950-1970), Época de oro (1970-1990), Periodo de profesionalización (1990-2000) y la Época actual (2000 a la fecha). Para quienes estamos perdidos, no sólo en la historia, sino en la terminología, también nos explica las diferencias en los conceptos que se desprenden del arte sonidero:
Y a todo esto, ¿qué es el movimiento sonidero? Es un concepto que analiza la acción colectiva de un conjunto de actores que buscan defender su identidad, representar a su barrio (colonia, pueblo), promocionar su música, ganarse la vida y crear una cultura sonidera. (21)
La importancia del movimiento sonidero para la ciudad, el país, e incluso a nivel internacional, se devela en las páginas del cronista, pues nos muestra al movimiento en sus vínculos con las personas, en el cambio que el país ha tenido a lo largo de las décadas del siglo XX y XXI. Así no hay mercado, barrio, bodega, patio, calle, delegación, colonia; sonidero pequeño, mediano o grande, nuevo, emergente o consolidado que el cronista no revise, por el que no sienta interés, por el que no pregunte o él mismo vaya, ya sea el metro o el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), cualquier lugar, cualquier sonidero, cualquier evento, él está presente.
En las crónicas podemos encontrar las narrativas que nos conforman como sociedad: las instalaciones, los asaltos, las redadas, los bailes sin parar y… esos anuncios tan característicos de los sonideros:
La voz de los sonideros enchula las canciones y genera lágrimas y recuerdos. La nostalgia es una de las razones por la que decenas (cientos, miles) de personas se arremolinan frente a la cabina de audio (en la punta de sus pies, en las estructuras, en los hombros de alguien) para que lean los mensajes que sostienen sus manos o en sus cañas de pescar sonideras. Otra razón es el deseo de inmortalizarse en un disco, un video, un sitio de internet. (59-60)
En los movimientos sonideros también encontramos diferentes rostros, como la comunidad LGBTTTI y las mujeres sonideras. En el apartado 18, sobre las mujeres sonideras, dedica sus párrafos a Marisol Mendoza Gómez y en los posteriores a los colectivos, en cuanto a la comunidad LGBTTTI indica:
Es indudable que los bailes sonideros (como los de música electrónica) han sido un refugio y un sitio de tolerancia para los integrantes de la comunidad LGBTTTI. Por lo anterior, no fue una sorpresa que varios integrantes de la comunidad se unieran (en calidad de bailarines, animadores, locutores) al movimiento para la defensa, la dignificación y la promoción del trabajo de las sonideras. (142)
Textos sonideros (1999-2019). Vol. I: crónicas de Pedro Sánchez es un libro ameno, agradable, simpático, atractivo y didáctico, un antesala y expectativa para el volumen II, el cual estará destinado a los cuentos. Sin duda, su lectura será una gran experiencia para los lectores.
Ana Matías Rendón
Sin lugar de origen ni destino. Escritora. Es hacedora de imágenes con las palabras; Ghostwriter, para ganarse la vida y filósofa, porque no le queda de otra. Blog personal: https://anamatiasrendon.wordpress.com/
muy bueno!!!